martes, 16 de junio de 2015

A C Ú S T I C AS

Una sala de música orquestal no se improvisa en cualquier espacio. La Avery Fischer, de Nueva York, se vació totalmente, se dejó solo la cáscara exterior y se hizo de nuevo, porque no funcionaba como debía. 
La Berliner Philharmonie es una de las más brillantes medallas del arquitecto Hans Scharoun. Pero Dios sabe las mortificaciones que pasaron hasta disponer eficazmente las pantallas acústicas.
En una visita con Jorge D'Urbano al Concertgebouw de Amsterdam, este redactor compartió la extrañeza ante una sala con las paredes descascaradas por efecto de los bombardeos. Consultadas, las autoridades respondieron que esperarían a que las escamas cayeran solas, porque al tocarlas, tal vez podían alterar la acústica. 
Los primeros cuatro años del Colón fueron amargos. Se escuchaba mal. Pero sus arquitectos de entonces dijeron que cuando fraguaran los materiales todo quedaría solucionado. Parece que tenían razón.
JORGE ARÁOZ BADÍ, LA NACIÓN DE AYER.-

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