miércoles, 3 de abril de 2013

EL FIN DE LOS ESTADOS PONTIFICIOS Y EL CUMPLIMIENTO DE UNA PROFECÍA

"Desde las ventanas del Palacio_Apostólico... se ve perfectamente otro palacio, el Quirinale, residencia de los papas durante siglos, y cuya cerradura fue violentada una noche de septiembre de 1870 por una dupla de soldados del Genio Militar Italiano bajo las órdenes de Raffaele Cadorna.

Había que apurarse, liberar todos esos altares, sustituir ese exceso cuadros religiosos, exorcizar la sacralidad: ésa sería la residencia del nuevo rey de Italia, Víctor_Manuel_II_.

El papado era para entonces un fantasma, ninguna potencia formalmente "católica" había levantado un dedo para defenderlo.

El decrépito y anacrónico pontífice podría haberse marchado al exilio (con algo de sorna, la Inglaterra anglicana le ofrecía hospitalidad en Malta a esa reliquia medieval), pero su presencia ni siquiera le molestaba a nadie: la Iglesia no tenía futuro, ninguna persona culta e informada podía ya tomarla en serio.

Pero en la propia Turín de los Saboya, un cura llamado Giovanni Bosco sacudía la cabeza y les recordaba a los jóvenes una profecía que había escuchado en alguna parte: "La dinastía de quien le roba a la Iglesia de Dios no llega a la cuarta generación".

Para el caso, justo la noche de un 8 de septiembre -gran fiesta popular del nacimiento de María-, el tercer representante de aquella dinastía que se había instalado en el Quirinale tenía que escapar aterrorizado y en medio del caos, mientras la "Nueva Italia" se disolvía y los generales huían, disfrazados de burgueses, dejando a los soldados librados a su suerte.

En medio de esa Roma abandonada, sólo el papa quedaba en su puesto, y en julio del año siguiente, toda la ciudad corrió espontáneamente a la Plaza San Pedro."

VITTORIO MESSORI, CORRIERE DELLA SERA, LA NACIÓN DE AYER.-

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