viernes, 11 de mayo de 2012

MEA CULPA

La visita a los Santos Lugares dejó en mi sensaciones encontradas: por un  lado, haberlo podido hacer, gracias a Dios, sin ningún inconveniente, considerando que se trata de una zona álgida, por decirlo de alguna manera.

Pero por otro lado una sensación un poco amarga: la de haberme comportado no solo como peregrino, sino como turista.

O sea, que la unción y el recogimiento dieron paso también a la "obtención de la foto"

Los judíos frente al Muro de los lamentos, rezan, no sacan fotos.

Recuerdo haber visto en un aeropuerto, años atrás, a un grupo de peregrinos musulmanes que iban a  La Meca.

Iban cubiertos solo por una túnica blanca, calzaban sandalias y por único equipaje llevaban un morral.

Ni cámaras de fotos ni filmadoras...

Sin pretender justificar mi conducta individual -el título del post es suficientemente claro al respecto- en la Basílica de la Natividad, en Belén, tuvimos que esperar bastante tiempo para ingresar al Santo Lugar del Nacimiento de Jesús, porque un grupo de peregrinos rusos cumplían con su complejo rito, que incluye acostarse sobre la Estrella y colocar sobre ella todos los recuerdos que llevan para sus seres queridos.

La espera fue matizada por charlas, que alcanzaron tal nivel, que el sacerdote ortodoxo griego que estaba a cargo debió chistar y gritar fuertemente, para recordarnos que estábamos en un lugar sagrado, tanto para cristianos como para musulmanes...

   

1 comentario:

Jorge S. King dijo...

Impresionante comentario Hugo. Si algún día me toca el privilegio de conocer tan importante lugar para nuestra fe religiosa, probablemente tendría una cámara de fotos. Una foto documenta, y es un recuerdo para uno como para otros.

Alguna vez cuando chico en el Colegio San José, el padre de un alumno realizó una presentación con diapositivas de un viaje a Tierra Santa que habían realizado. En la presentación estuvo uno de los sacerdotes del colegio que ayudo en comentar y agregar muchos detalles importantes de lo que estábamos viendo. Todo muy educativo ciertamente, y hasta emocionante.

Por cierto, que al igual que yo muchos de aquellos chicos no conocen Los Santos Lugares, pero si recuerdan aquella presentación de hace tantos años.

Me parece que si uno toma fotos allí con el respeto que corresponde, no hay de que arrepentirse.