domingo, 6 de mayo de 2012

J U D E A - SEGUNDA PARTE

J E R U S A L É N

Desde el Monte de los Olivos, uno de los lugares más sagrados de la Tierra Santa, Jerusalén, la ciudad tres veces Santa -para cristianos, musulmanes y judíos- , se nos presenta desde sus doradas piedras en todo su esplendor terrenal y sagrado.

Allí, en medio de olivos de más de dos mil años, Jesús se retiró a orar después de la Última Cena y fue apresado.

Una iglesia, probablemente la más bella de la Tierra Santa y construída a principios del siglo XX sobre restos de otras anteriores, con fondos aportados por varias naciones, recuerda la Agonía del Señor. Se la conoce por ello como Iglesia de las Naciones o Iglesia de la Agonía.

Para los judíos es el lugar desde donde Dios comenzará a redimir a los muertos al final de los tiempos, de ahí que muchos de ellos han sido enterrados entre el monte y la muralla de la ciudad, como los profetas Josafat, Absalón y Zacarías .

Antes de entrar a la Ciudad Santa, vale la pena alertar acerca de la imposibilidad de acceder todos los Santos Lugares, a menos que el viajero se detenga allí por varios días.

Innumerables Santos Lugares como el Cenáculo y templos, distantes en muchos casos unos de otros,  recuerdan  distintos hechos narrados en los Evangelios: así y sin agotar la lista, por ejemplo, en el Monte de los Olivos se encuentran  Dominus Flevit [El Señor lloró, ante la ciudad de Jerusalén (Lc 19, 42-44)] y Pater_Noster, donde Jesús enseñó esta oración a sus discípulos. Camino a Jerusalén se pasa por San Pedro en Gallicantu, ubicada en el lugar que según la tradición se produjeron las tres negaciones del Santo. Y cerca de la muralla está emplazada la Iglesia y Monasterio de la Dormición, desde donde según el dogma y la tradición la Vírgen María ascendió en cuerpo y alma al cielo.

La muralla que rodea a la ciudad vieja -formada por cuatro barrios: judío, armenio, musulmán y cristiano- tiene algo más de 4 kilómetros de extensión, y ocho puertas, de las que 7 están abiertas.

La más famosa de ellas es la de Damasco. Al transponerla se ingresa a través de pasillos que desembocan en el laberinto del mercado, hasta llegar a la Via_Dolorosa, estrecha callejuela donde según la tradición, Jesús hizo el Vía Crucis, cuyas estaciones están señaladas con números romanos en la misma.

Al final de la misma, se encuentra la Iglesia del Santo Sepulcro, construída originalmente también por Constantino y su madre Santa Helena, quien descubrió el lugar de la Crucifixión y restos de la verdadera Cruz en una cueva. En su interior, se conmemoran las últimas cinco estaciones del Vía Crucis.

Particularmente venerados son la capilla ortodoxa griega que señala el lugar de la Crucifixión sobre el Gólgota, la Piedra de la Deposicion, donde según la tradición Jesús fue preparado, luego de ser bajado de la Cruz, para ser sepultado y el Santo Sepulcro, sobre el que en siglo XIX se construyó una estructura de mármol, desde uno de cuyos laterales se  ingresa. 

De la época romana, permanecen restos de la principal arteria, el Cardo -derivativo de cardinal- la típica  calle de la ciudades romanas con orientación norte-sur.

Desde allí, atravesando nuevamente un laberinto de calles estrechas, se llega a un balcón, desde donde se pueden avistar los lugares santos de las otras dos religiones monoteístas, el islam y el judaísmo: al fondo, a la izquierda el Domo de la Roca, al centro el Muro de los Lamentos y a la derecha, atrás, la mezquita de Al-Aqsa.

Si la salida de la Ciudad Santa se hace por la puerta de Jaffa se encontrará a la izquierda la Ciudadela y la Torre de David, el palacio de Herodes_I_el_Grande, que, luego de la muerte de éste, fue la residencia de los procuradores romanos, hasta la sublevación de los judíos del año 66 d.C, en que fue destruída.-





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