miércoles, 21 de septiembre de 2011

¿HACIA UN NUEVO HITO EN LA HISTORIA ECONÓMICA MUNDIAL?

Hace ya casi un siglo, la finalización de la primera guerra mundial en 1918, al márgen de su profundo impacto en el acontecer mundial, marcó un hecho clave en la historia económica: los Estados Unidos emergían como país acreedor y Nueva York -más precisamente Wall Street-reemplazaba a la City londinense como centro neurálgico el capitalismo mundial, con lo que se iniciaba el ocaso del imperio británico.

El hecho comentado, proyectó su huella durante todo el resto del siglo XX, y las instituciones emergentes luego de la segunda guerra mundial -las Naciones Unidas, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial- no hicieron más que ampliar a otras esferas, ahora más políticas, aquella supremacía financiera americana.

Pero en esencia, esta supremacía seguía siendo occidental, anglosajona y atlántica-norte.

Medio siglo después, parece que asistimos, cada vez con mayor velocidad a un cambio fundamental: el desplazamiento de ese eje al Pacífico-chino.

Como ocurrió en 1918, sin que mediara una guerra mundial, China emergió como el nuevo país acreedor, si bien Shanghai o Hong-Kong no pudieron reemplazar, todavía, a Wall Street como centro financiero del capitalismo mundial.

Tal vez a China no le interese jugar ese rol: en efecto, si analizamos como el gigante asiático se convirtió en el nuevo gran acreedor mundial, veremos que a diferencia de los Estados Unidos un siglo atrás, no lo hizo prestando, sino comerciando y acumulando fuertes superávits en su balanza comercial, a partir de ahorrar (exportar) más de lo que consume (importar), proceso llevado a cabo a través  fundamentalmente de una crónica subvaluación de su moneda.

Su intervención, en ayuda de las atribuladas economías de los socios menores de la eurozona, también debe verse, no desde la perspectiva de un simple prestamista, sino como una forma de  ayuda a un "socio comercial" que atraviesa dificultades, de modo que, superadas estas, pague lo que debe y vuelva a comprar. O como una manera de mejorar su acceso a esos mercados ("China insinuó que podría proporcionar financiamiento a cambio de concesiones comerciales", The Wall Street Journal Américas de ayer)

En cuanto a su "rol" en la política mundial, probablemente China se esfuerce en ganar influencia en los próximos años en todos aquellos organismos -especialmente los económicos- que, como señalamos, nacieron luego de la segunda guerra mundial, y en los que hasta ahora, Estados Unidos tiene un papel gravitante. 

Sin duda le queda a China un largo camino por delante, especialmente en cuanto a incrementar su rol en la política internacional -si es que lo quiere recorrer-, sin embargo, esto es a veces independiente de la voluntad de un país y de sus gobernantes, e impuesto por las circunstancias, y el apartarse de un "destino manifiesto" puede aparejarle más problemas que beneficios, como lo demuestra la falta de liderazgo de Alemania y de su canciller Angela Merkel en la eurocrisis.-


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