jueves, 11 de noviembre de 2010

VELORIOS PRESIDENCIALES: ¡Y DALE CON LA TRADICIÓN!

Durante y después de los funerales del ex presidente Kirchner, fue un lugar común en los medios hacer referencia a que con la decisión de su esposa de velarlo en la Casa de Gobierno y no en el Congreso, se había abandonado una tradición.

En primer lugar, mi sorpresa frente al hecho de que un país trangresor como el nuestro sea suceptible de respetar alguna tradición.

Luego ¿porqué en una república presidencialista un ex presidente deberia ser velado en el Congreso y no en la Casa Rosada, donde ejerció sus funciones?i

Por otro lado, y si mal no recuerdo, los velatorios en el Congreso Nacional relacionados con el Poder Ejecutivo comenzaron con el de Eva Perón, esposa del entonces presidente.

Es probable que el lugar, por la amplitud y perspectiva de la zona en que está emplazado, fuera elegido por quien tuvo a su cargo las exequias, el coleccionista y mecenas Ignacio Pirovano, primer director del Museo de Arte Decorativo y cuyas colecciones fueron la base del Museo de Arte Moderno. Pirovano contaba que para organizar las honras fúnebres a Evita se había inspirado en el relato que su madre le había hecho de las que había recibido en París el mariscal Foch, que ella había presenciado.

Quiso la casualidad, como relaté oportunamente, que leyera el pasado domingo el diario Perfil, en cuya página 6 especialistas consultados señalaron la ausencia de normas de ceremonial acerca del duelo por la muerte del ex presidnete, agregando Luis Mc Garrell, secretario de la Academia Argentina de Ceremonial que: "...Entre las pocas referencia sobre los funerales de Estado y como proceder...En un decreto firmado por Marcel T. dde Alvear en 1926, un apartado sobre "honras fúnebres" establece: "Solamente podrán ser velados en la Casa de Gobierno el presidente de la Nación y los ex presidentes, el vice-presidente y los mnistos de Estado que fallezcan en el ejercicio de su funciones..."

En suma, y debido a los antecedentes expuestos, lejos de incumplirse una tradición, se cumplió con lo establecido, aunque seguramente la presidenta no lo haya tenido en cuenta cuando decidió velar a su esposo en la Casa Rosada...

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