viernes, 19 de noviembre de 2010

EL IMBROGLIO IRLANDÉS

"Los problemas que no se resuelven, terminan rebelándose"


José Ortega y Gasset

A estas alturas de la crisis irlandesa, parece que los involucrados siguen el guión de un culebrón.

Así como Grecia, que se negaba a considerar la ayuda externa para superar su virtual estado de insolvencia, para terminar finamente aceptándola, ahora Irlanda parece estar recorriendo el mismo camino.

A estas alturas, sospecho que Portugal saldrá dentro de poco a la palestra para recitar su parlamento.

Al igual que lo sucedido con el presente griego, los mercados respiran aliviados porque la altiva Irlanda -finalmente- aceptaría recibir un programa de ayuda por u$s 110.000 millones.

En este contexto de euforia, pasó desapercibida la admisión griega de que sus cuentas fiscales en 2011 no arrojarán el superávit previsto cuando la Unión Europea acordó su rescate.

Para poner en perspectiva el caso irlandés, téngase presente que cuando el Tesoro termine de asumir los quebrantos de los principales bancos del país, el déficit de las cuentas públicas alcanzaría la astronómica suma de 32% del producto bruto interno.

Los datos fiscales de Grecia e Irlanda, post asistencia, son la prueba más evidente que la estrategia de Bruselas de salvar a los bancos -los alemanes son los más expuestos- a través de ayudas a los países deudores de los bancos, está condenado más tarde o más temprano al fracaso.


Las nuevas deudas asumidas se contabilizarán, pero no se pagarán.


La única solución, como lo vengo diciendo desde que estalló la crisis de los PIGS, es una moratoria ordenada, coordinada por Bruselas, para que, al igual que Argentina en 2001, la deuda presente se renegocie con una quita de no menos del 50%, y se refinancie a 30/40 años de plazo a bajas tasas de interés.

Al mismo tiempo, el Banco Central Europeo debería dictar normas para flexibilizar los requerimientos de capital y la contabilización de esta reestructuración por parte de los bancos acreedores, toda vez que la nueva deuda, por la reducción de su monto, la extension de su plazo y la rebaja de su tasa de interés, luciría como más pagable en el tiempo, que la que surja de las actuales ayudas.


Como se vio en el caso argentino, una combinación de coyuntura internacional favorable y el horizonte despejado de vencimientos importantes, y pese a errores de política económica del gobierno kirchnerista, la economia creció en los últimos años a las tasas más altas de su historia, haciendo que la relación deuda/producto bruto sea inferior al 50%, una de las más bajas de los países endeudados.

En suma, cuando más tarde la Unión Europea en poner en práctica una estrategia de desendeudamiento de los países endeudados similar al caso argentino, más tensiones se acumularán sobre el euro, sobre los países deudores, sobre los bancos acredores y por ende sobre la economía internacional.-






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