sábado, 6 de marzo de 2010

PROUST Y LOS VIAJES

"...PROUST RECORRÍA LAS GUÍAS TURÍSTICAS SIN NINGUNA FINALIDAD UTILITARIA: SE DEMORABA EN LOS NOMBRES DE LOS LUGARES A LOS QUE NUNCA IRÍA PORQUE SABÍA QUE LA REALIDAD SOLO ENCIERRA DECEPCIÓN. EN CAMBIO LOS SONIDOS DE LAS PALABRAS, LAS IMÁGENES QUE UNO ASOCIA CON ELLAS, LE PERMITÍAN VIAJAR SIN MOVERSE DE SU CUARTO..."

Hugo Beccacece, "Los inventarios y sus ardientes enamorados", en adn cultura La Nación del 27-2-10, página 5.-

6 comentarios:

Carlos dijo...

Además, los problemas de salud que sufría el pobre Marcel le impedían alejarse de su casa. En alguna parte cuenta que para evitar las crisis de “suffocation” que le producían los viajes, el médico le había recomendado beber cerveza o cognac para lograr un estado de euforia que atenuara la angustia.

Aunque es muy conocida, vale la pena citar esta frase del narrador de la "Recherche":

« Le seul véritable voyage, le seul bain de jouvence, ce ne serait pas d'aller vers de nouveaux paysages, mais d'avoir d'autres yeux, de voir l'univers avec les yeux d'un autre, de cent autres, de voir les cent univers que chacun d'eux voit, que chacun d'eux est; et cela nous le pouvons avec un Elstir, avec un Vinteuil, avec leurs pareils, nous volons vraiment d'étoiles en étoiles.»

hugo dijo...

¿eran reales o imaginarios carlos?

como guido y spano prácticamente no salía de su cama, y le molestaban tanto los ruidos, que su habitación estaba forrada de corcho para evitarlos...

Carlos dijo...

Tenía alergia y asma, Hugo; durante mucho tiempo los médicos no le dieron demasiada importancia pensando que se trataba de una especie de reacción histérica, hasta que cayeron en la cuenta de que los ataques, supongo que de tipo psicosomático, existían y eran muy fuertes. Las interesantes memorias de su ama de llaves de tantos años, Celeste Albaret, que nunca habla mal de él y siempre lo llama “monsieur”, muestran que, aunque sumamente educado, era bastante insoportable; las leí hace muchos años y recuerdo algunas cosas como que era un gran bebedor de café que debía ser comprado siempre en el mismo negocio, preparado de la misma manera y servido en los mismos bowls. Como Bioy, se hacía buscar por el chofer comida en determinados restaurants y era exigente en cuanto a los horarios. Usaba las toallas una sola vez y las tiraba a lavar como en los clubes de Londres que en el baño tienen pilas de toallas de tela para que los socios se sequen las manos y las arrojen a un recipiente. Al volver de sus compromisos sociales, escribía en la cama durante toda la noche y dormía (muy poco) de día. En su habitación forrada de corcho escuchaba música en el “thèâtrophone” que era un primitivo sistema de abono telefónico anterior a la Primera Guerra Mundial. Le gustaba mucho Wagner cosa no demasiado bien vista en Francia.
Tenía además “mamitis aguda” como lo muestra el principio de la “Recherche”.

Descubrí a Proust en la década de 1970 y luego del deslumbramiento que me llevó a dedicar más de un año a leer la “Recherche” (que no es una tarea fácil), visité con mi mujer algunos de los lugares que, con nombres cambiados o no, cita en su obra y a leer mucho acerca de él y su literatura, empezando por el libro indispensable de George Painter que devela ( o trata de hacerlo) las claves para relacionar a los personajes con otros de la vida real.

Curiosamente, en nuestro último período en París (1998 - 2001) vivimos muy cerca de la casa en que nació Proust ( 96, rue Fontaine en el XVIème.) y yo trabajaba a pocos metros del departamento donde murió ubicado en el 44, rue Hamelin, también en el XVIème. La mayor parte del tiempo vivió en el 102, Bvd. Haussmann, en el VIIIème .
Como pasa con obras tan largas y densas, me saturó un poco y desde haca unos años me alejé de ella aunque seguramente algún día la releeré.

hugo dijo...

a propósito de los clubes ingleses carlos, en "de jardines ajenos" bioy cita la respuesta no exenta de sorpresa del primer lord birkenhead a alguien que lo increpó por usar el baño del club "ateneo" del cual no era socio: "oh, ¿es un club también?

yo solo leí con gusto "un amor de swann"...

Carlos dijo...

Recuerdo que Lord Birkenhead, que era un gran amigo de Churchill, es uno de los personajes de “Charriots of Fire” que vi varias veces. Viaja a cargo de la delegación británica a los Juegos Olímpicos de París (1924) y junto con el Príncipe de Gales trata de convencer al gran atleta escocés Eric Liddell para que corra en un día domingo pues éste no quería hacerlo por razones religiosas. Liddell no corrió y lo reemplazó Harold Abrahams que ganó la carrera de 100 m.

hugo dijo...

gran película carlos, recuerdo que fui a verla cuando se estrenó, a poco de terminada la guerra de malvinas. para sorpresa de muchos, no se registró ninguna reacción antibritánica por parte del público.-