jueves, 4 de diciembre de 2008

"GREAT EXPECTATIONS"

Los viejos tendrán sueños; los jóvenes verán visiones.
Antiguo Testamento.-


En 1970 ingresé a primer año de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA -con exámen pero sin curso de ingreso- Dos de las materias a cursar eran los primeros cursos de Historia Económica y Economía.

Cuando en la primera de ellas estudié la Crisis de 1929 y en la segunda las teorías de Lord John Maynard Keynes, Barón de Tilton, me hice keynesiano, ya que si no se podía hacer política económica, esperando que durante las crisis el equilibrio se restituyera solo, como sostenían los clásicos, ¿para que entonces estudiar ciencias económicas?

A partir de que Margaret Thatcher ganó las elecciones en Inglaterra, a fines de los 70, desalojando a un desgastado laborismo, una nueva corriente neoliberal -término poco feliz, pero difundido- comenzó a dominar el pensamiento económico, profundizándose la misma con la llegada de Ronald Reagan a la presidencia de los Estados Unidos a comienzos de los 80, para convertirse desde entonces en el llamado pensamiento único, mientras que los keynesianos fuimos condenados al desierto intelectual, acusados injustamente de ser los responsables de la estanflación de los setenta, por los deficits fiscales acumulados, lo que era una deshonestidad intelectual, ya que Keynes jamás fue partidario de tales prácticas en momentos de prosperidad económica, como sucedió durante las décadas del 50 y 60.

Durante la década del 90, la ausencia de controles, propio de las políticas neoliberales, permitió el desbalance de los eternos fieles del mundo económico, el miedo y la codicia, dando lugar a una serie de estallidos: primero de países -Méjico, los tigres asiáticos, Rusia, Brasil y Argentina-, luego de empresas -Enron, Arthur Andersen- hasta llegar a los mercados -punto.com e hipotecas de alto riesgo- para concluír todo esto en una crisis económica sistémica como la actual, de una gravedad tal, como varias generaciones no habían conocido jamás.

Pese a que muchos se niegan a aceptarlo aún hoy, Keynes en Inglaterra, Roosevelt en los Estados Unidos, así como Prebisch y Pinedo entre nosotros, cada uno en la medida de sus posibilidades de actuar, salvó al capitalismo a partir de teorías económicas heterodoxas, basadas en la expansión de la demanda-consumo estimulada por los gobiernos.

Hoy nos encontramos frente a la misma disyuntiva: los gobernantes mundiales, comenzando por el primer ministro del Reino Unido Gordon Brown, dieron el primer paso en la intervención estatal, para salir del atolladero y evitar la temida deflación, capitalizando a los maltrechos bancos; lo siguió luego el gobierno republicano de los Estados Unidos y todo indica, por sus declaraciones, que los seguirá el nuevo presidente demócrata Barack Obama y su destacado equipo económico presentado recientemente -una garantía de profesionalismo- a través de un amplio estímulo fiscal, ahora al sector productivo y al empleo.

No me cabe ninguna duda que nuevamente el keynesianismo, como en el 30, salvará al capitalismo de sus excesos, regresándolo a la senda del crecimiento sostenido y sustentable.

Muchos serán ahora los que creerán por haberlo visto...

Vienen tiempos magníficos para volver a hacer política económica.-

4 comentarios:

Esteban dijo...

Ojala...

hugo dijo...

no te sabía de la cofradía esteban!!!

Marta Salazar dijo...

buenos días querido Hugo!

qué te parece el paquete anunciado por Barack el fin de semana?

será una suerte de new new deal?

saludos!

hugo dijo...

dada la situación económica actual de los estados unidos marta, la propuesta -además de necesaria, habrás leído en el blog mis pasados comentarios sobre el e stado de la infraestructura en usa, de lo que el dique que cedió en nueva orleans durante katrina es un ejemplo- encaja en lo que dicen los manuales y si, va en la línea del "new deal" aunque aquel tuvo alcances mayores que el intento de reactivación económica por medio de la obra pública, de tipo institucional, por los organismos inéditos que se crearon...

lo que me parece destacable en toda esta etapa de la transición americana es el involucramiento de obama, contrario a lo que hizo roosevelt, quien pese a que hoover intentaba que tomara alguna iniciativa, mantuvo un mutismo absoluto hasta que accedió a la presidencia, perdiéndose cinco meses valiosos, que agravaron la crisis...